viernes, 5 de julio de 2013

Podríamos jugar

Podríamos jugar a llevarnos mal, a pelear, a insultarnos, a llorar.

Podríamos jugar a ser indiferentes, a no hablar, a no preocuparnos.

Podríamos jugar a ser (in)diferentes, valorándonos, al menos un poco más de lo que lo hacemos habitualmente.

Podríamos jugar a llevarnos bien, jugar a hacernos bromas, a tomarnos juntos cientos de cañas, jugar a jugar. 

Podríamos jugar a gustarnos, a tontear, a besarnos, y jugar a jugar, de distinta manera.

Podríamos, incluso, jugar a querernos, jugar a abrazarnos, a besarnos más, a llorar, de nuevo, a respirarnos.

Podríamos jugar. Pero por favor, si jugamos, mejor siempre a lo mismo, a cualquier cosa, la que quieras. Porque cuando juegas a tantas cosas a la vez, uno acaba por hacerse un lío con las reglas del juego, y dejar las partidas a medias. Y yo no estoy dispuesta a retomar la partida otra vez.




lunes, 6 de mayo de 2013

Felicidad

"Se suele creer que el pensamiento positivo ayuda a llevar una vida más feliz. De pequeños nos decían que sonriéramos y que pusiéramos cara de estar contentos, de mayores nos dicen que miremos el lado positivo, que no hay mal que por bien no venga y que el vaso está medio lleno. A veces la realidad se impone, y te impide comportarte como si fueras feliz. La salud te puede fallar, tu pareja te puede engañar, tus amigos pueden defraudarte... En esos momentos solo quieres aceptar la realidad, olvidar las apariencias y ser tú mismo, asustado e infeliz. 

Si le preguntas a la gente qué quiere en la vida, la respuesta es sencilla: ser felices. Pero quizá sea esa expectativa, querer ser felices, lo que nos impide llegar a serlo. Quizá cuanto más intentemos obligarnos a ser felices, más confundidos estemos, hasta que ni nos reconocemos. En vez de eso seguimos sonriendo, e intentamos ser esas personas felices que quisiéramos ser, hasta que nos damos cuenta que lo hemos tenido delante. Ni en nuestros sueños, ni en nuestras esperanzas, sino en lo que nos hace sentir cómodos, en lo que conocemos".

Grey's Anatomy (6x22)


viernes, 26 de abril de 2013

Educación


Cosas que yo les diría a algunos maleducados sobrados de mucha "educación":

Imaginen un chico que no sabe nada de la vida. Nada de nada. Que no sabe ni hablar con propiedad, ni leer, ni escribir, que no sabe comunicarse en cualquier ámbito. Un chico que no sabe matemáticas, ni geografía, ni lengua. Nada. Un chico al que no le han enseñado nunca, porque nadie se molestó en enseñarle.

Imaginen un chico del que se pueden reír sin él saber por qué se ríen, porque como les he dicho antes, no sabe nada. Un chico que no conoce el mundo más allá de algunas paredes y calles. Un chico que sabe tan poco, tan poco… que no sabe ni lo que es "saber", por lo que tampoco tiene deseos por aprender. Un chico viviendo en la más absoluta ignorancia.

Imaginen ahora, no a un chico, sino a millones. Imaginen una sociedad de personas sin interés, sin entender el mundo. Imaginen personas quietas porque no saben todo lo que podrían llegar a hacer, todo lo que podrían llegar a combatir, todas las personas a las que podrían decir "no", sin saberlo. Imaginen personas sin criterio propio, personas que se dejan influenciar por las ideas de cualquiera. Imaginen una sociedad donde solamente haya personas que saben poco, muy poco, o nada.

Imaginen una sociedad sin educación.

Déjense de bobadas y piensen ahora, señores, cual es la fuerza más grande que puede mover el mundo. Piensen qué es lo verdaderamente importante.

martes, 23 de abril de 2013

Hacer las cosas bien

Hacía mucho tiempo que no me pasaba por aquí, y supongo que porque últimamente no me ha ocurrido nada que me haya hecho pensar "joder, me tengo que desahogar". Pero hoy sí. Hoy me tengo que desahogar.

Hoy me tengo que desahogar para decir que estoy hasta las narices de que la gente sea hipócrita. Hoy me tengo que desahogar para decir que la gente va de buena, de amable, de "yo te escucho", de "yo te entiendo", de "yo he pasado por lo mismo", de "te digo todo esto mientras te jodes por mi culpa". Hoy me tengo que desahogar para decir que no entiendo a las personas. Que no entiendo por qué somos tan idiotas de confiar en quien no debemos, de pensar que los demás van a hacer por ti lo que tú por ellos, de creer que hacer las cosas bien nos soluciona la vida. 

¿Hacer las cosas bien? Eso se lo inventó algún idiota que tenía una fe en la humanidad que bastante se alejaba de la jodida realidad. Haces las cosas bien porque crees que tienes que pagar un café en una cafetería porque te lo están sirviendo. Porque cómo no vas a devolver el libro de la biblioteca a tiempo. Porque él se merece una explicación después de todo este tiempo. Te crees que todo el mundo es bueno, que todo el mundo va a actuar como tú en cualquier situación, que todo el mundo tiene respeto por el resto de la gente, por las cosas que hace bien esa gente.

Y claro, resulta que después de pedir el café, el de la mesa de al lado se va sin pagar. Resulta que vas a por un libro a la biblioteca y no lo puedes coger porque alguien no lo ha devuelto antes. Resulta que a ti, explicaciones, no te dan ninguna. Y resulta que te das cuenta cincuenta veces de que tú haces las putas cosas bien, de que tú pagas, devuelves y explicas, y los demás no. De que tú respetas, de que tú te comportas, de que tú sabes ser persona. De que vaya cómo tiene que ser la estupidez humana que siendo "personas" tenga que entrecomillar la palabra, porque humanidad poca.

Y de esas 50 veces en las que te das cuenta de que tú haces las cosas bien por la gente y ellos por ti no, la primera puede no hacerte mucha gracia, la segunda molestarte, y las 47 siguientes joderte. Pero es que la última ya no. En la última sientes como si tus sentimientos de rabia, tristeza e impotencia se mezclasen, para desmoronar tu pequeña confianza en los demás y en ti mismo.

Yo creo que de pequeños nos cuentan mentiras como el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos para prepararnos para descubrirlas. Para afrontar esas mentiras. Y es que no mucho más tarde que eso te toca enterarte de que no vas a vivir como en la infancia toda tu vida. Te toca enterarte de que es más fácil ser desdichado que afortunado, de que te empujan más manos de las que te tienden, y de que "hacer las cosas bien" es una cualidad que muy pocos poseen. 

Y aunque pueda resultarme insuficiente, hasta aquí mi reflexión y desahogo.




domingo, 17 de febrero de 2013

Querer

Él necesita tener a alguien. Y cuando lo tiene, no cambiar, establecerse, querer. ¡Como si de una obligación se tratase! Y lo normal no es eso. Lo "normal" es no saber lo que sientes por alguien. Asustarse por sentir más de lo que deberías. No darte cuenta de que quieres a alguien, hasta que un día lo sabes. No querer porque creas que eso es querer, sino querer porque sepas que eso es querer, y que lo que sientes no puede ser otra cosa más que amor. Sentir algo por alguien cuando no puedes, debes o quieres. 

Querer a pesar de no hablar, a pesar de no ver a la otra persona. Querer a pesar de que pase el tiempo y saber que eso es querer, porque no se te va de la cabeza. Querer tanto que lo puedas llamar "amar". Querer tanto que no veas más allá, que no te des cuenta de que has dejado de querer a alguien, porque te parece imposible que se haya acabado. Porque sí, el amor, como el odio, puede acabar algún día. 

Querer no se decide, ni se aprende a hacerlo. Que Marcus Mumford ya nos cantó en Winter Winds aquello de que su cabeza le dijo a su corazón que dejase crecer al amor, y su corazón no le dejó. Y como a él, nos puede pasar al resto. 

No se puede controlar querer.





"A ti simplemente lo que te pasa es que es tu puto mejor amigo y le quieres, pero como mejor amigo. Y te gusta, porque sabes que es el mejor amigo del mundo, que seguramente lo sea. Pero lo que te pasa es que es tan amigo tuyo que es difícil encontrar un sentimiento que supere al querer a un mejor amigo, y por eso tan sólo te gusta. Él es diferente a ti o a mi, tú eres como yo en prácticamente todo, y supongo que en esto también. No puedes encontrar ese sentimiento solo buscándolo, y no puedes pretender que él no lo haga".

sábado, 19 de enero de 2013

"De que estamos luchando por algo que es justo"

"- Por favor Carmen, no te olvides nunca de lo importante.

- ¿De qué?

- De que tenemos razón, de que estamos luchando por algo que es justo.

- Ya no sé lo que es justo y lo que no.

- Sí que lo sabes, claro que lo sabes. Igual que sabes que cuando todo esto haya pasado alguien tendrá que recordarlo.

- No podría olvidarlo, sería como olvidarte a ti.

- De eso se trata Carmen, de que no me olvides. No tenemos que tener miedo, prométeme que no vas a tener miedo.

- Te lo prometo.

- Tenemos que ser muy valientes. Muy valientes. Porque Peque, no nos van a indultar."

Las 13 Rosas

domingo, 13 de enero de 2013

Si salvaguardamos ese centímetro, somos libres.

"Sé que no hay forma de convencerte de que éste no es otro de sus trucos, pero no me importa. Yo, soy yo. Me llamo Valerie. No creo que viva mucho más y quería contarle a alguien mi vida. Ésta es la única autobiografía que voy a escribir. Y Dios... ¡La estoy escribiendo en papel higiénico!

Nací en Nottingham, en 1985. No recuerdo mucho mi infancia, pero... Sí recuerdo la lluvia. Mi abuela tenía una granja en Tottle Brook, y solía decirme que Dios estaba en la lluvia. Al acabar el colegio, ingresé en un instituto para chicas. Fue allí donde conocí a mi primera novia. Se llamaba Sarah. Recuerdo sus muñecas, eran preciosas. Creía que nos amaríamos eternamente. Recuerdo que nuestro profesor nos decía que era una fase adolescente que pasaría. A Sarah se le pasó. A mí no.

En 2002 me enamoré de una chica que se llamaba Christina. Aquel año se lo dije a mis padres. Fui capaz porque Christina estuvo a mi lado cogiéndome la mano. Mi padre no podía mirarme, me dijo que me fuera y que no volviera jamás. Mi madre no dijo nada. Sólo les había dicho la verdad, ¿Tan egoísta fui?

Nuestra integridad vale tan poco... Pero es todo cuanto realmente tenemos. Es el último centímetro que nos queda de nosotros. Si salvaguardamos ese centímetro, somos libres.

Siempre supe lo que quería hacer con mi vida, y en 2015 protagonicé mi primera película, "Las Salinas". Fue el papel más importante de mi vida, no a nivel profesional, sino a nivel personal, porque conocí a Ruth. La primera vez que nos besamos, sentí que no quería volver a besar otros labios que no fueran los suyos. 

Fuimos a vivir juntas a un apartamento en Londres. Sembró Violet Carsons en los maceteros de la ventana, y toda la casa olía a rosas. Fueron los mejores años de mi vida. Pero la guerra norteamericana se recrudecía cada vez más hasta que finalmente alcanzó Londres. Después de eso no hubo más rosas. Para nadie.

Recuerdo cómo empezó a cambiar el significado de las palabras. Palabras con las que no estábamos familiarizados como "colateral" y "entrega" empezaron a dar miedo, mientras que otras como "fuego nórdico" y "artículos de lealtad" empezaron a cobrar poder. Recuerdo que "diferente" pasó a significar "peligroso". Aún no lo entiendo. ¿Por qué nos odian tanto?

Detuvieron a Ruth mientras hacía la compra. Nunca en mi vida he llorado tanto. No tardaron en venir a por mí. Es extraño que tenga que pasar el final de mi vida en un lugar tan horrible. Pero durante tres años recibí rosas, y no tuve que arrodillarme ante nadie. 

Moriré aquí, cada centímetro de mí perecerá. Cada centímetro, salvo uno. Un centímetro. Algo pequeño y frágil, y lo único que merece la pena conservar en el mundo. Nunca debemos perderlo o entregarlo. Nunca debemos dejar que nos lo arrebaten. 

Espero, seas quien seas, que escapes de este lugar. Espero que el mundo cambie y que las cosas mejoren. Pero lo que espero por encima de todo es que entiendas lo que quiero decir cuando te digo que, aunque no te conozca, y aunque puede que nunca llegue a verte, a reírme contigo, a llorar contigo, o a besarte... Te quiero. Con todo mi corazón. Te quiero."



Carta de Valerie (V de Vendetta)


martes, 8 de enero de 2013

Nunca sabes cuál va a ser el día más importante de tu vida.

Nunca sabes cuál va a ser el día más importante de tu vida. Los días que crees que serán importantes nunca son como los imaginas en tu cabeza. Los días normales que empiezan igual que otro cualquiera son al final los más importantes.

Nunca sabes que el día más importante de tu vida es el más importante hasta que lo vives. No reconoces el día más importante de tu vida hasta que estás dentro de él. El día que te entregas a algo o alguien. El día que te rompen el corazón. El día que conoces a tu alma gemela. El día en que te das cuenta de que no hay casi tiempo porque quieres vivir para siempre. Esos son los días más perfectos.

Izzie Stevens, Grey's Anatomy.