Dicho de manera sencilla, esta armonía viene dada porque esas tres notas tienen una relación entre sí, y pertenecen a una misma escala. A este acorde le puede continuar otro, y otro, y otro, y entonces surge una composición armónica, mucho más complejo pero con sentido unitario. A estos acordes simplones se les puede añadir (o no) más notas, y cobra cada vez más sentido y fuerza.
Entonces aparece la melodía y se coloca sobre la armonía. Es decir: un pianista se pone a tocar un acompañamiento sencillo de acordes, y de repente comienza a cantar, a contar algo, algo que se ha apoyado previamente en los acordes principales.
Pues bien, las personas son como la música en cierto modo. Por ejemplo: dos personas se conocen, cogen confianza, tienen a sus amigos en común, y todos entre ellos forman un grupo: la escala. El conjunto de notas que va a funcionar en común. Lo que va a hacer que todo tenga sentido.
Esas personas, esa escala, van a formar relaciones, recuerdos, momentos. Los acordes. Todos se ponen en común para crear una historia, para forjar unas relaciones entre ellos. Y ahora es cuando contamos una de todas las cosas que ocurrieron. La historia principal de las dos personas que se conocieron y que formaron parte de ese grupo, la melodía. La melodía es aquello que creemos que escuchamos, cuando realmente es solo una pequeña parte de todo lo que podemos oír.
La melodía da la historia principal, la escala ofrece una serie de emociones, los acordes dan estabilidad, la rapidez aporta calma o inquietud, la intensidad da emoción, y los silencios a veces no esconden nada, sino que lo dicen todo.
La melodía da la historia principal, la escala ofrece una serie de emociones, los acordes dan estabilidad, la rapidez aporta calma o inquietud, la intensidad da emoción, y los silencios a veces no esconden nada, sino que lo dicen todo.
Cuando escuchamos la canción no estamos escuchando tan sólo una letra cantada, o una sucesión de notas aisladas. Lo que realmente sentimos es toda la canción. Estamos escuchando un conjunto entero de armonía, melodía, poesía y ritmo. Y si una de esas cosas cambian, un acorde durante el estribillo no está, o falta una cadencia al final de la composición, la historia cambia.
Y lo mismo pasa con las personas. Exactamente lo mismo. Porque nos cuentan una historia y nos la creemos, nos la creemos como tontos. Y criticamos, criticamos como si lo supiésemos todo, cuando no nos hemos molestado en saber toda la historia completa. No sabemos todas las personas que han influido en una historia, en una decisión, todos los hechos anteriores, todos los sentimientos que decidieron aparecer anteriormente y que nadie conoce.
Que si cuesta tanto ser compositor y se valora tanto, será por algo. Que no podemos andar juzgando sobre algo que no sabemos. Que escuchamos la melodía sin querer sentir la armonía, y ese es, desgraciadamente, un error muy extendido. Que debemos escuchar incluso los silencios.
Y lo mismo pasa con las personas. Exactamente lo mismo. Porque nos cuentan una historia y nos la creemos, nos la creemos como tontos. Y criticamos, criticamos como si lo supiésemos todo, cuando no nos hemos molestado en saber toda la historia completa. No sabemos todas las personas que han influido en una historia, en una decisión, todos los hechos anteriores, todos los sentimientos que decidieron aparecer anteriormente y que nadie conoce.
Que si cuesta tanto ser compositor y se valora tanto, será por algo. Que no podemos andar juzgando sobre algo que no sabemos. Que escuchamos la melodía sin querer sentir la armonía, y ese es, desgraciadamente, un error muy extendido. Que debemos escuchar incluso los silencios.

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